Contra a proibição, a favor da regulamentação

Prezados colegas, Gostaríamos de convidá-los para uma campanha pela internet contra a proibição e a favor da regulamentação dos animais do circo. Peço a ajuda de todos vocês para divulgarem para os circenses , amigos, conhecidos, parentes etc. O posicionamento das pessoas contra animais no circo, em geral,é quase ingênuo, por acreditar que essa postura é de quem é politicamente correto. Esse pensamento vem pela forma deturpada como a mídia divulga a questão. Se não temos espaço na mídia convencional para esclarecer, propomos uma ação forte pela internet.

Um grande abraço Juliana Sevaybricker/Festival Mundial de Circo

La Tarumba – tour virtual

La Tarumba, do Peru , em comemoração de 25 anos de existencia realizou uma exposição fotográfica contando a sua história ao longo do tempo.

O link disponibilizado a continuação nos oferece um tour virtual, aproveitem!!

El Tercer Saber

por Donald B. Lehn – Director E.C. CARAMPA

Recientemente, en una conversación sobre nuestro programa, me encontré explicando determinadas actividades de nuestros alumnos, no exactamente curriculares, y defendiendo su importancia.  Opinaba que nuestros alumnos estaban mejor preparados para desenvolverse como profesionales al salir de nuestra formación por haber realizado estas actividades.  En este momento, no conseguí concretar su importancia en un concepto claro, pero tras leer mas en profundidad sobre los términos que utilizan en el proceso de Bolonia para definir una formación superior, he encontrado el marco conceptual para las competencias adquiridas  a través de estas actividades.

Hoy día, en el espacio europeo de educación superior, se habla de los tres saberes:

Saber (contenidos), Saber Hacer (capacidades), y Saber Estar o Ser.

En la formación circense, los primeros dos son fáciles de identificar:  Saber- entender la biomecánica de una voltereta.  Saber Hacer- poder hacer una voltereta (y el área principal de nuestra formación).  Pero en que consiste el tercer saber?

Simplificando muchísimo, se habla de tener conocimiento de las actitudes y conductas apropiadas para desenvolverse en un contexto profesional.  Es un saber que solo se puede adquirir a través de la experiencia, de la inmersión en una realidad parecida a la que se encontrará en una situación “laboral”.

Hoy, identifico estas actividades no curriculares con más claridad, como experiencias diseñadas para fomentar la adquisición de estas actitudes y hábitos profesionales que son partes del “Tercer Saber”.

Las Actividades:

Practicas de Sala

En el curso de sus dos años, en pequeños grupos, y rotando todos por los diferentes tareas, todos los alumnos participan en nuestro programa de noches de Kabaret (kabarets circenses mensuales) en diversos papeles.

Desde el lado de la Sala (zona de público), se hacen cargo del desmontaje del espacio “escuela” y montaje del espacio “sala”.  Es una tarea que implica levantar el suelo de gimnasia, colocar unas pequeñas gradas, y el cortinaje para vestir la pista.

Asimismo, asistan al técnico en la dirección de los focos, y en su caso, el cableado de micrófonos y otros dispositivos.

Luego acompañan al técnico en la cabina, haciendo la hoja de apuntes para su uso durante la función, o encargándose de dejar las músicas de los distintos números dispuesto para su uso durante el espectáculo.

Durante la función, son alumnos de primer año los que rompen las entradas, y acomodan a los espectadores en sus asientos.

Practicas de Regiduría:

Desde el lado del escenario (zona de los artistas), otros están detrás del telón, organizando los aparatos y el atrezzo que cada artista requiere, a los ordenes del Regidor, dejando todo listo para su colocación en pista, y apartándolo cuando se ha terminado de utilizar.

Todo esto con la debida atención a los materiales, para que ni se pierdan, ni se dañan, ni, por supuesto, molesten a los artistas.

Finalmente, algunos hacen las funciones de mozos de pista, ocupándose de la colocación en pista de los aparatos.

Obviamente, estas tareas requieren la participación de los implicados en la preparación y en los ensayos de la función.

Estas son las funciones que realizan en NUESTROS Kabarets.  A raíz de ellos, aprenden a trabajar juntos en tareas no artísticas, la importancia de la buena regiduría, y al ver la manera de instalar y recoger la sala, las consecuencias de su mala utilización (desperfectos en los aparatos, suciedad), lo que tiende a mejorar su relación con el espacio donde realizan sus estudios.

Practicas de Regiduría en el Exterior

Una vez que han tenido esta experiencia en “casa”, es decir, al final de su primer año, les mandamos participar, con las mismas funciones, a un importante festival de calle, donde dos o tres alumnos atienden las necesidades de las compañías o los artistas en los diferentes espacios escénicos.

Obviamente, hay unos contenidos pedagógicos en estas tareas que pueden considerarse dentro de las primeros dos “saberes”.  Pero para nosotros, su principal función es otro.  Al tener que responder a las demandas de un artista o compañía, esperamos que aparte de aprender que son las necesidades según los diferentes casos,  aprenden también como tratar respetuosamente a las personas encargadas de estas tareas.  Al prestar este servicio, antes de estar en una situación artística que requiere que otro se lo preste a ellos, valorarán el trato correcto de los artistas, y sufrirán lo incorrecto. 

La Gira

Por último, el primer año se cierre con una producción de creación colectiva tutelada por un director escénico.  Esta producción se presenta en nuestra escuela, y se lleva de gira por diversos espacios por nuestra región y fuera de ello.  En total, la producción se presenta uno o dos veces por semana durante un periodo de aproximadamente 6 semanas (entre 8 y 12 funciones).

En el curso de esta gira, independientemente del trabajo artístico de creación colectiva, de la elaboración y perfeccionamiento de los momento escénicos individuales y en compañía, hay toda una serie de experiencias esenciales para el artista, relacionados con la vida profesional.

Ofrezco como ejemplo la tarea de traslado de los aparatos y el atrezzo del espectáculo:

El primer día que el espectáculo sale de la Escuela, se juntan montañas de materiales detrás de un camión con capacidad limitada. 

A parte de participar como artistas en un espectáculo circense, a través de esta gira han de aprender a:

Hacer la carga del camión con inteligencia y con sistema

Empaquetar los materiales para su protección

Organizarse para que no se olvide nada

Montar los aparatos de circo de manera segura- hay una forma correcta de montar un pórtico, pero es diferente cada vez que se monta…

Cuidar los materiales para futuras actuaciones

Compartir la tarea

Ahorrar energías para la función

Asumir la tarea de desmontaje como parte de la jornada (la tarea no acaba con el aplauso), y realizarla con buena energía

Tener la humildad de saber que en esta tarea todos son iguales, no hay privilegiados excusados

… y la lista continua.

Entre el primer día, en el que esta tarea les supone un universo, y el último día, que por ganas de acabar, se hace con una inusitada eficacia y en definitiva profesionalidad, hay un enorme proceso de aprendizaje, de adquisición de competencias que constituyen EL TERCER SABER.

Cuando, en el Encuentro Éuropeo de Malabaristas, celebrado en Vitoria en  Julio de este año (2009), donde nuestros alumnos de primer año presentaron su trabajo de fin de curso en la Plaza de España, el responsable del montaje dijo, “Sois los que menos problemas nos ha dado, quienes mas fácil ha sido atender”, me di cuenta, de la importancia del Saber Estar.

Gracias a esta gira los alumnos son mas conscientes de como desenvolverse con sensibilidad hacía el espacio escénico, hacía el cliente, hacía sus compañeros y los otros personas involucrados en el montaje.  Son conocimientos que les ayudarán a funcionar en el mundo real.  El retorno que nos llega de los ex alumnos nuestros, es que estas experiencias les han sido más que útiles a la hora de enfrentar sus primeras experiencias como profesionales, razón mas que suficiente para fomentarlos.

Espetáculo homenageia Luiz Gonzaga no Picadeiro

 

Elenco_Baião

  Jovens artistas da ONG Crescer e Viver contarão a vida do Rei do Baião, com trilha sonora do neto dele, Daniel Gonzaga, e direção de Ernesto Piccolo

 “Eu vou mostrar pra vocês/ Como se dança o baião/ E quem quiser aprender/
É favor prestar atenção…” – Os 20 anos de morte de Luiz Gonzaga, o Rei do Baião, serão lembrados em alto estilo pelos jovens artistas da ONG Crescer e Viver, no espetáculo “Baião – a homenagem do circo a Luiz Gonzaga”, que tem estreia marcada para o dia 22 de outubro, na lona da ONG, na Praça Onze. Para mostrar ao público um pouco da magia do circo e do baião, em cena, os artistas lançam mão de uma mistura que reúne música, acrobacia, malabares, números aéreos, dramaticidade e, até mesmo o humor dos palhaços.

 O elenco é formado por 12 jovens, com idade entre 15 e 23 anos, todos eles formados pela escola de circo social do Crescer e Viver. O desafio é grande e enfrentado a cada ensaio, com a superação dos movimentos e o aprimoramento da técnica. A ficha técnica conta ainda com nomes como Rogério Blat, que assina o roteiro e argumento, e Rui Cortez – ganhador do Prêmio Shell, em 2005, pela direção de arte do espetáculo “A incrível confeitaria do Sr. Pellica”. As coreografias acrobáticas contam com a assinatura de dois integrante do Cirque du Soleil: Beto Silva, primeiro artista brasileiro a integrar as produções da companhia circense, e Lurian Duarte, que integra o espetáculo Wintuk. 

 Provando que talento musical é genético, a composição e a direção musical da montagem de Baião são feitas por Daniel Gonzaga, neto do autor de célebre composição Asa Branca. A inédita trilha sonora do espetáculo fará uma mistura musical entre levadas do baião e alguns traços rítmicos do rock. No entanto, a referência que dá margem ao trabalho é o tradicional ritmo nordestino.

 A temporada do Baião prevê 30 apresentações na lona do circo. Do total de 15.000 ingressos, 7.500 serão distribuídos gratuitamente, e os outros 7.500, vendidos a preços populares. Escolas públicas, ONGs e instituições assistenciais que tiverem interesse de levar alunos ou assistidos ao espetáculo, podem entrar em contato pelo e-mail baiao@crescereviver.org.br. O espetáculo conta com o patrocínio da PETROBRAS, por meio da Lei de Incentivo à Cultura, do ONS (Operador Nacional do Sistema Elétrico), a partir da Lei de Incentivo à Cultura da Prefeitura do Rio de Janeiro e da Capemisa (Seguradora de Vida e Previdência S/A).

 Crescer e Viver:

O circo diverte, mas também pode educar e abrir portas para diversas crianças e jovens em situação de risco social. Pelo menos é isso que acontece no Crescer e Viver, organização independente e sem fins lucrativos que iniciou suas atividades no ano 2000. A ONG põe em prática, por meio da arte, o direito de crianças e adolescentes a uma vida melhor. Em 2003, a instituição recebeu a chancela da Organização das Nações Unidas para Educação, Ciência e Cultura (UNESCO). Hoje, o projeto atende mais de 150 pessoas entre sete e 24 anos, que frequentam a sua lona de circo, instalada na Praça Onze. Na galeria de espetáculos produzidos pela Cia Crescer e Viver de Circo, estão Vida de Artista, que estreou em 2007, e Univvverso Gentileza, que contou a vida do profeta Gentileza, no ano passado.

 Conheça  o site Crescer e Viver : www.crescereviver.org.br

Baião

Curta temporada: de 23/10 a 28/11

Horário: de quinta a sábado, às 20h

Local: a lona da ONG Crescer e Viver (www.crescereviver.org.br), fica na rua Benedito Hipólito, s/n – Praça Onze (em frente à estação do metrô).

Entrada: R$20 (inteira) e R$10 (meia para estudantes, nome na lista amiga, com os postais mica, filipeta eletrônica e integrantes do clube do assinante O Globo) 

Mais informações: (21) 3972-1391 ou baiao@crescereviver.org.br.

Novo Espetáculo de La Arena

Na Argentina, novo espetáculo da Companhía La Arena.

Direção Gerardo Hochman.

Video 25 anos de la Tarumba

Desfrutem!

 

 

Hors les Murs – nova publicação

Hors Les Murs lançou uma nova publicação: Bibliografía Europeia das Artes do Circo, pode ser descarregada gratuitamente em inglês ou francês em: http://www.circostrada.org/spip.php?rubrique55&lang=es

Pode ser de interesse!

Notícias na Rede

Notícias do México

 O mestre Julio Revolledo Cárdenas compartilha conosco uma ótima novidade.

 O Centro Mexicano de Desenvolvimento das Artes Circenses da Universidade Mesoamericana de Puebla ,  lançou um novo blog com informações sobre a Licenciatura de Artes Cênicas e Circences.

É um espaço com uma visão mexicana e contemporânea do circo em acordo com os novos conceitos estéticos e profissionais que estão surgindo no mundo.

Neste blog achamos informações sobre o que esta acontecendo na Licenciatura na Universidade Mesoamericana , eventos que se desenvolvem na América Latina e no Mundo e artigos do universo circense. Confira! Participe!Comente!

 

Do Peru com amor…

 

No Perú,  La Tarumba finalizou recentemente  a temporada do novo espetáculo “Hechicero” (“Feiticeiro”), produção especial que  realizou em comemoração aos 25 anos de trabalho. Foram mais de 70 apresentações e uma convocatória de público de mais de 40 mil pessoas.

Neste curto tempo, desde o 5° Festival Mundial de Circo de Belo Horizonte, depois do Encontro Latino-americano de Escolas de Circo se produziram vários intercâmbios muito interessantes e produtivos, conta Geraldine Sakuda, diretora pedagógica de La Tarumba.

Primeiro receberam a visita de Julio Rebolledo,do México,  que realizou uma palestra sobre a Historia do Circo e visitou a escola e assistiu o espetáculo. Depois convidaram Marco Bortoleto da Universidade Estadual de Campinas para ministrar uma oficina de Acrobacia e Segurança para os alunos da Escola Profissional de Circo; foi uma oportunidade para ele conhecer a gestão, a proposta pedagógica da escola e o espetáculo.

Além disso Geraldine nos adianto que no final do ano lançarão um livro sobre a historia de La Tarumba e do Circo no Peru.

 

 In Vitro 99/09

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 Uma parceria pioneira de cooperação cultural, com o objetivo de promover a inclusão do artista circense no circuito profissional, dentro e fora do Brasil, ganhou forma em setembro no Rio de Janeiro. A Escola Nacional de Circo/ENC/Funarte e o Grupo Archaos, uma das principais trupes de circo contemporâneo da França, puseram em cena o projeto In Vitro 99/09, com a realização de duas montagens reunindo alunos, profissionais e técnicos brasileiros e europeus para apresentações com entrada franca na Estação Leopoldina, que recebeu duas imensas estruturas em ferro para abrigar as peças. O projeto In Vitro 99/09 fez parte da agenda do Ano da França no Brasil, sendo viabilizado em grande parte pelo Programa Cultural da União Européia. Além do fomento profissional, o projeto incluiu a doação de uma das estruturas de montagem, que foi trazida da França de navio, capaz de suportar o peso de 2 toneladas para a Escola Nacional de Circo/ENC/Funarte.

Quase 100 pessoas, entre artistas e técnicos do Brasil e da Europa, estiveram envolvidos na realização do projeto. À frente dele esteveram o diretor da ENC/Funarte Zezo Oliveira, e os diretores do Archaos Guy Carrara e Raquel Rache, que é brasileira e integrou a primeira turma da graduação da escola, em 1986. O projeto In Vitro 99/09 começou a sair do papel em 2008. “É normal no calendário da ENC/Funarte a realização de cursos com artistas estrangeiros. Porém, esta é a primeira vez que vamos finalizar uma montagem profissional a partir de um roteiro”, comemora Zezo Oliveira, diretor da Escola Nacional de Circo/ENC/Funarte, cuja sede fica na Praça da Bandeira, no Rio.

Zezo Oliveira ressalta que o trabalho de cooperação entre o Archaos e a escola é antigo – diretores do grupo francês já estiveram por aqui ministrando oficinas. “Mas eu e Raquel (Rache), tínhamos o sonho de fazer um projeto maior, que abrisse as portas do mercado de trabalho para os profissionais que estão se formando e, ao mesmo tempo, também ensinasse aos estudantes todo o processo de criação de um roteiro para o circo”, diz Zezo.  “Estou realizando um desejo imenso com este trabalho! Sinto como se estivesse retribuindo à ENC/Funarte tudo o que conquistei com minha formação”, conta a co-diretora Raquel Rache que vive há 22 anos na França.

Consolidação > A consolidação do projeto aos olhos do público se deu com a realização das montagens In Vitro 99, dirigida pelo italiano Boris Vecchio, prestigiado clown na Europa, reunindo 22 alunos da graduação da ENC/Funarte (dias 10 e 11 de setembro, no pátio externo ao lado da Estação Barão de Mauá/ Leopoldina) e In Vitro 09, direção de Guy Carrara e Raquel Rache, com nove artistas entre brasileiros e estrangeiros (dias 8 e 9 de setembro, dentro do prédio da Estação Leopoldina). Ambas as encenações têm como eixo um espetáculo de sucesso do Grupo Archaos, o In Vitro ou A Lenda dos Clones, que estreou em 1999 na França. Inspirada no advento da clonagem, a história mostra de forma divertida, com muito malabarismo, música e cores, os percalços de cientistas que erram a mão na tentativa de clonar seres humanos. O roteiro de In Vitro foi transformado em livro, editado recentemente – em versão trilingue (inglês/francês/português) _ pela L’Entretemps e com belas ilustrações da artista plástica francesa Elise Bouffel. É a primeira vez que um roteiro circense vira livro.

Archaos > Precursor do chamado circo contemporâneo na França, o Archaos, fundado por Guy Carrara e Pierrot Bidon em 1986, tem uma trajetória marcada pela palavra transgressão. Suas primeiras montagens, que misturavam circo, teatro e cinema, embaladas por muito rock’n roll – com bandas que tocavam ao vivo – atraíram multidões de jovens ávidos por novidades. “Nosso intuito não era agredir, mas transgredir mesmo, romper com a estética do circo tradicional e criar uma nova linguagem, revolucionária”, lembra o diretor Guy Carrara. Com o tempo, montagens como Game Over, A Lona de Cordas, Metal Clown e O Último Espetáculo da Terra, entre tantos outros sucessos do grupo, foram conquistando prêmios e admiradores dentro e fora da França.

O circo era uma escola permanente

O circo era uma escola única e permanente

por Erminia Silva

Para que uma arte sobreviva ela necessita fazer escola
(Annie Fratellini)

Este texto é resultado de trabalho de pesquisa que fiz sobre a história do circo no Brasil, como historiadora e faz parte de minha Dissertação de Mestrado, sob o título O circo: sua arte e seus saberes. O interesse em pelo tema tem a ver com a minha origem, pois nasci em circo e sou filha de Barry Charles Silva. Por tudo isso, sempre tive a curiosidade de conhecer a história que as pessoas que viviam debaixo da lona tinham para contar. Desde pequena, fui de “causo em causo” me acostumando a ouvir relatos de fatos e situações que iam me mostrando o quanto o circo era um lugar muito particular, no qual se produzia toda uma sabedoria própria, muitas vezes desconhecida pelos próprios circenses.

Partindo dos seus relatos e de pesquisas em jornais e livros, procurei estudar a maneira como os vários grupos circenses foram chegando no Brasil e por aqui foram ficando. Nesta pesquisa percebi a riqueza de temas que o mundo circense permite para ser estudado, desde os “causos” que nós circenses escutamos e vivenciamos o tempo todo, até os temas: criança, educação circense e seus métodos, família, mulher, arquitetura, teatro, música, entre outros.

Uma das coisas mais interessantes que fui percebendo, neste estudo, era como os circenses relatavam as suas aprendizagens para se tornarem artistas, transformando-se em profissionais muito capazes e dominando todo conhecimento necessário para isso. O que era mais interessante de tudo, é que esta aprendizagem era adquirida no interior do mundo da lona, principalmente pela tradição oral. O circo, no final do século passado até mais ou menos 1950, era uma importante escola, que formava seus próprios componentes.

A arte circense é, muitas vezes, considerada como o espetáculo mais antigo do mundo: “(…) o circo é o último vestígio de um saber antigo, existencial e iniciático. Esse saber, essa arte ancestral e única que é o circo, só se perpetua graças a dois mecanismos: a transmissão do saber de pai para filho, e o ensino proporcionado por uma escola.” (Ziegler, J.)
O circo herdou dos artistas ambulantes e saltimbancos, uma característica importante: a transmissão do saber de geração a geração. Desde 1770, formaram-se “dinastias circenses” que saíram da Europa Ocidental. A arte circense era transmitida de pai para filho. No Brasil, a partir de 1830, registra-se a presença de várias famílias circenses européias. Muitas chegaram como saltimbancos, trazendo a “tradição” da transmissão oral dos seus saberes.

Quando os circos foram montados, por aqui, eram formados por grupos familiares, são os que os circenses chamam de “circo dos tradicionais”. Esta organização familiar era a base de sustentação do circo. A transmissão do saber circense fazia deste mundo particular uma escola única e permanente. O que se aprendia era suficiente para ensinar a armar e desarmar o circo, a preparar os números ou peças de teatro, além de treinar as crianças e adultos para executá-los. Este conteúdo tratava também de ensinar sobre a vida nas cidades, as primeiras letras, as técnicas de locomoção do circo. Através deste saber transmitido coletivamente às gerações seguintes, garantiu-se a continuidade de um modo particular de trabalhar e de montar o espetáculo.

Do final do século XIX à metade do seguinte, é possível observar um circo que desenvolveu relações sociais e de trabalho específicas, como resultado das várias formas de adaptação entre o artista imigrante e a consolidação do circo como uma escola, além das ligações entre as várias famílias circenses – proprietárias ou não. A este conjunto chamei de circo-família.

Ser circense naquela época significava ter recebido e transmitido, através das gerações, os valores, conhecimentos e práticas, resgatando o saber circense de seus antepassados. Não apenas lembranças, mas uma memória das relações com a sociedade e com o trabalho, sendo a família o mastro central que sustentava toda esta estrutura. A criança deveria ser a herdeira e a continuadora do saber circense. O circo-família não transferia às escolas a obrigação de qualificar seus componentes.

O circense, na primeira metade do século XX, na sua maioria, já nasceu no circo. O processo de formação e aprendizagem tinha início desde o seu nascimento. A criança representava aquele que portaria o saber. No ensinar e no aprender estava a chave que garantia a continuidade do circo, estruturado em torno da família. “Antigamente toda criança do circo aprendia, o pai tinha aquela obrigação, e fazia questão do filho trabalhar. (…) Aprendia tudo sobre o circo, que o pai fazia questão de ensinar. (…) Era transmissão do pai para o filho, porque ele não queria que o circo parasse, não morresse. Então tinha esse dom. O pai se sentia obrigado a pegar o filho: ‘Filho você vai aprender…’, e o que ele sabia ele transmitia para o filho, e quando via um número, ensinava o filho, então houve amor pela criança para fazer artista dele.” (Armando Pepino).

Aparentemente não havia mesmo como fugir do “destino”. Os filhos representavam o futuro daquele tipo de circo. Os pais, e na falta destes, algum parente próximo, eram os que ensinavam às crianças – meninas ou meninos – os primeiros passos para se tornarem artistas. Ensinava-se a todas as crianças do circo, com idade suficiente no entender dos circenses, a execução dos primeiros movimentos do corpo.

Nem todas as crianças se sentiam aptas ou queriam aprender números que implicassem risco; havia no circo as que não podiam executá-los, por problemas físicos, ou simplesmente por não quererem aprender. Não era a maioria, até porque a chance de escolha era muito reduzida. Mas nem mesmo nestes casos deixavam de trabalhar em outras coisas, que não exigissem a destreza corporal.

Entravam em sketchs, atuavam nas peças teatrais, participavam da organização do circo, trabalhavam na armação e desarmação, na bilheteria. Era muito comum para estas crianças e jovens, aprenderem a tocar instrumentos, cantar e dançar. Enfim, os números de risco não eram os únicos apresentados durante o espetáculo, sempre havia o que aprender. “Tentaram, tinha meu avô, pai da mamãe, que era um velhão sueco, forte, ele era mesmo um atleta…tocava violino dando salto mortal…Então ele tentou me ensinar, como ensinou meus irmãos. Mas não deu, eu era muito medrosa, para isso eu não dei mesmo. Aí quando meu pai faleceu {1940}, um dia minha mãe me levou no médico e ele disse que eu tinha dilatação da veia horta. Então eles, ‘ah, não pode, ela tem coração dilatado’, eu achei bom demais, porque eu não gostava porque eles insistiam. …aí eu fui cantar, inventaram que eu tinha que fazer uma cançoneta, e me vestiram de baiana (…) aí fui lá, cantava, muito mal, mas o povo batia palma. Eu parei de fazer a baianinha e passei a ser bailarina. Ele contratou um professor de sapateado, era um artista mesmo do circo, ele nos ensinava (…) trabalhei muito nas peças de teatro, aí desde menininha.” (Yvone Silva)
A criança circense, no circo-família, era de responsabilidade de todos. Nas companhias, as crianças eram irmãos, primos, sobrinhos. Já era costume, na época, chamar “tia” ou “tio” os companheiros de trabalho que tivessem idade de pai ou mãe, sendo “sobrinhos” todas as crianças que pertenciam ao circo. As crianças mesmo que perdessem seus pais nunca eram abandonadas, sempre seriam absorvidas pela “família circense”, e com certeza virariam artistas.

Isto também ocorria com aqueles que não nasceram no circo, “gente da praça” que fugiam com o circo, ou que simplesmente a ele se incorporavam. Este “estranho” poderia até se tornar um tradicional, um formador da tradicional família circense ou um formador de uma dinastia circense, desde que passasse pelo ritual de aprendizagem dado por uma das famílias tradicionais. Qualquer pessoa poderia ser aceita pelos circenses, mas para isso tinham que aprender a sua arte, não bastava apenas se agregarem para serem figurantes ou participarem de uma grande aventura.

Somente os circenses eram conhecedores da arte de armar e desarmar um circo, ou um ‘aparelho’. Eles mesmos garantiam a sua segurança e a do público que assistia ao espetáculo. Era “natural” que tanto proprietários quanto contratados fizessem parte da montagem de cada detalhe. Como se diz na linguagem circense “todos tinham que ser bons de picadeiro e bons de fundo de circo”, não bastava só saber executar um número no picadeiro.

Aprender a dar um salto mortal, por exemplo, muitas pessoas aprendiam, não precisavam de circo para isto. Mas, saber ‘empatar uma corda ou um cabo de aço’, confeccionar um ‘pano’, ‘preparar uma praça’, ser mecânico, eletricista, pintor, construir seu próprio aparelho, armar, desarmar, é que diferenciava um artista circense de outros artistas.

A técnica aprendida por meio dos ensinamentos de um mestre circense era a preparação para o número, mas continha, também, os saberes herdados dos antepassados sobre o corpo. A transmissão oral da técnica pressupunha um método, ela não acontecia por acaso, mesmo que não seguisse nenhum tipo de cartilha.

No circo-família todos, independentemente de terem ou não nascido nele, passavam por um “ritual de iniciação”, cujos vários objetivos incluíam dar acesso ao conhecimento das técnicas circenses. Isto ocorria independentemente do local onde o circo estivesse ou a que família pertencesse.
A integração como membro do circo-família tinha o aprendizado como condição de permanência. Naquela época, ainda não havia profissionais outros que não fossem “artistas completos”, ou seja, não havia “especialistas” que só realizavam uma função; menos possível ainda era alguém viver no circo como um simples “apêndice” ou “agregado”.

A criança seria não só a continuadora da tradição, mas também um futuro mestre. Para ser um circense tinha que se assumir a responsabilidade de ensinar à geração seguinte. “Muita criança eu ensinei no circo (…) muita mesmo. Eu aprendi muito bem, com esse meu tio, tive um bom primeiro que foi o Hipólito, o Abelardo e o Rogê, meu tio. Então eu tive bons mestres e quem tem bons mestres, sabe ensinar muito bem, porque aprende tudo limpinho, tudo claro (…) Eu ensinava tudo o que eu sabia (…)” (Alice Donata Silva Medeiros).

Ao longo de sua aprendizagem, a criança “aprendia a aprender” para ensinar quando fosse mais velha. O “ritual de iniciação” – aprendizado e estréia – era um rito de passagem, a possibilidade de tornar-se um profissional circense. O contato com a geração seguinte era permanente, havendo um envolvimento direto na aprendizagem. A partir da adolescência, muitas crianças começavam a ensinar aos mais novos – irmãos, primos, e outros.

O ensino e a aprendizagem, semelhantes a qualquer outra relação de professor/aluno, continha mais do que ensinar a deslocar corpo, mais do que comparecer em horários marcados diariamente. O fim da “aula” não acontecia ao toque do “sinal”. Os mestres estavam presentes para explicar cada momento da elaboração, construção e manutenção dos ’aparelhos’, do material do circo em geral; mostrando a relação de confiança e segurança que o trabalho representava para cada um e para todos.
Os circenses sempre indicavam uma figura que se responsabilizava e possibilitava que se tornassem profissionais do picadeiro. O condutor do processo de aprendizagem que formava um artista era considerado um mestre. Mestre da arte circense, mestre de um modo de vida, mestre em saberes – ou seja, um mestre “pertencente à tradição”, pois durante toda a sua vida participou das experiências de socialização, formação e aprendizagem, que caracterizavam o circo-família. O mestre representava aquele que os introduzia “na escola para entrar no picadeiro”. Não cabia a ele apenas o treinamento do corpo e a preparação para um número específico, tinha que ensinar o artista para futuramente executar os mais diversos números.
Nos circos em que apenas a família proprietária estava presente, algum parente assumia o papel de mestre. Quando eram compostos por várias famílias, um artista, com um pouco mais de idade, era o mestre das crianças. Os pais as deixavam sob sua responsabilidade, não interferindo nem mesmo nos castigos. Este artista não recebia nada a mais para cumprir este papel. Para o circense era natural e obrigatório que alguém se responsabilizasse por ensinar: a tarefa de ensinar não fazia parte das condições para contratar o artista.

Ser “iniciado” na arte e ser alfabetizado fazia parte do processo de socialização, formação e aprendizagem. Saber ler e escrever era necessário para lidar com a parte financeira, para escrever os programas dos espetáculos, confeccionar cartazes, “fazer a praça”. Requerer junto às prefeituras a autorização para a entrada do circo na cidade; determinar o preço dos ingressos, dependente de uma verdadeira “pesquisa de mercado”, aonde o circo pretendia se instalar; fazer anúncios e propaganda para publicar nos jornais.

No circo-família, ninguém podia ser analfabeto. Além das razões mencionadas acima, a partir da década de 1910 o circense instala, junto com o picadeiro, um palco para encenar dramas: é o teatro no circo. Até então, os circenses encenavam sketchs e comédias. A aprendizagem dos textos destas encenações seguia a regra, era feita por meio da transmissão oral: de seus próprios familiares ou através de imitação do teatro e do cinema ou mesmo por meio de trocas dentro do próprio “mundo circense”. Eram raros os textos escritos para estas comédias e sketchs neste período. Mas o teatro no circo introduz definitivamente a linguagem escrita no circo-família.

Todo este processo de trabalho – manuscritos anônimos ou copiados dos folhetos, adaptações dos textos do teatro para o circo, produções de textos pelos próprios circenses – pressupunha conhecimento da leitura e da escrita, além da criatividade gerada por um conjunto de saberes e práticas presente no circo-família, garantia ao circense a capacidade de encenar peças mesmo antes da entrada do palco de teatro no circo. Embora a transmissão dos saberes continuasse a ser oral, a escrita e a leitura foram definitivamente incorporadas à qualificação “verdadeira”.

O teatro significou um aperfeiçoamento da linguagem escrita e falada, bem como reforçou a idéia de que a aprendizagem, qualquer que fosse, era incorporada para produzir e reproduzir o circo-família.

Apesar das dificuldades enfrentadas para inserir-se na sociedade sedentária, como no caso das escolas, o circo-família não deixa de alfabetizar seus componentes, contratando pessoas (professores ou não) para ir até o circo, levando suas crianças a espaços informais para aulas particulares, ou mesmo fazendo com que os secretários ou os mais velhos, que já sabiam ler e escrever instruíssem as crianças.

Estas estratégias adotadas para superar problemas vividos com o ensino da leitura e da escrita, junto ao ensino formal, mostravam que a “tradição” operava de uma maneira positiva, sempre sob tensão, possibilitando que os circenses fossem alfabetizados como uma tarefa de qualificação para dentro do seu “território”. Estas estratégias eram tão usadas, que pode-se até afirmar que o índice de analfabetismo no circo-família era quase nulo, muito diferente do índice da população brasileira naquela época.

Este artigo é parte da Dissertação de Mestrado da autora, sob o título: O circo – sua arte e seus saberes – O circo no Brasil do final do século XIX a meados do XX. Campinas: Departamento de História do Instituto de Filosofia e Ciências Humanas da Unicamp, março de 1996.